lunes, 29 de junio de 2009

El verdadero valor....

Este cuento me pareció francamente NOTABLE, y aunq no tengo idea quién lo escribió... Lo comparto para aquellos que no han tenido la oportunidad de leerlo...

***


Un joven concurrió a un sabio en busca de ayuda.

- Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar maestro?. ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

El maestro, sin mirarlo, le dijo:

- ¡Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mis propios problemas. Quizás después... Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

- E... encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas-.

- Bien -asintió el maestro-. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho agregó: Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo para pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.


El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.

En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, así que rechazó la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó.


¡Cuánto hubiese deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podría habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y su ayuda.

- Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

- ¡Qué importante lo que dijiste, joven amigo! -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo?. Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:

- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

- ¿¿¿¿¡¡¡58 monedas!!!???? -exclamó el joven-.

- Sí, -replicó el joyero-. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es urgente...


El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

- Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya única y valiosa. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?


Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

***

Me en can to!!!

miércoles, 24 de junio de 2009

Quiero...

No tengo idea quién es el autor... =(


Pero me encantó y se los cito, para aquellos que no lo han leído...


*** Quiero...


Quiero que me oigas, sin juzgarme.

Quiero que opines, sin aconsejarme.

Quiero que confíes en mí, sin exigirme.

Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mí

Quiero que me cuides, sin anularme.

Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mí.

Quiero que me abraces, sin asfixiarme.

Quiero que me animes, sin empujarme.

Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mí.

Quiero que me protejas, sin mentiras.

Quiero que te acerques, sin invadirme.

Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten, que las aceptes y no pretendas cambiarlas.

Quiero que sepas, que hoy, hoy puedes contar conmigo.

Sin condiciones..

sábado, 20 de junio de 2009

Destino

El destino...

***

Durante una batalla, un general japonés decidió atacar aún cuando su ejército era muy inferior en número.
Estaba confiado que ganaría, pero sus hombres estaban llenos de duda.

Camino a la batalla, se detuvieron en una capilla.
Después de rezar con sus hombres, el general sacó una moneda y dijo, "Ahora tiraré esta moneda. Si es cara, ganaremos. Se es cruz, perderemos. El destino se revelará".

Tiró la moneda en el aire y todos miraron atentos como aterrizaba. Era cara.

Los soldados estaban tan contentos y confiados que atacaron vigorosamente al enemigo y consiguieron la victoria.

Después de la batalla, un teniente le dijo el general, "Nadie puede cambiar el destino".


Es verdad", contestó el general mientras mostraba la moneda al teniente, que tenía cara en ambos lados


***

Maktub!

miércoles, 10 de junio de 2009

Eterno es más tiempo que para siempre...

"Nos duele tanto separarnos porque nuestras almas están unidas...
Es probable que siempre lo hayan estado y que siempre lo estén...
Quizá haya­mos vivido mil vidas antes que ésta y nos hayamos encontrado en cada una de ellas...
Y hasta es posible que en cada ocasión nos hayamos separado por los mismos motivos...
Eso significa que este adiós es a un tiempo un adiós de diez mil años y un preludio de lo que vendrá..."

Nicolas Sparks - El cuaderno de Noah

Y yo me pregunto... ¿Por qué utilizar la palabra separados cuando las almas siguen estando unidas por la Eternidad?... Distanciados tal vez, pero sólo en términos físicos, cuando creemos que el tiempo existe y estamos convencidos de que debemos vivirlo todo ahora…

Pero lo olvidamos, una y otra vez…
Tememos y negamos, y de ese modo actuamos en nuestras vidas…
Viviendo en la disconformidad y sintiéndonos vacíos…
Alejándonos de aquellos a quiénes amamos, para que no sean ellos los que nos terminen lastimando “tarde o temprano”…
Y entonces erramos, una y otra vez…

Y es que lo olvidamos... Somos hechos a imagen y semejanza de Dios y la inmortalidad nos pertenece, y aunque el envace cambie y se marchite, lo más importante, nuestro espíritu, se enriquece en cada una de nuestras experiencias físicas o vidas...


Somos nosotros, individualmente, el centro de nuestra actual vida; saber quién somos, qué queremos y aquello que deseamos lograr con la profundidad del alma es un tema personal e inimitable…
No importa cuán desorientados estemos, cuántas veces “caigamos al pozo”, el tiempo no existe y equivocarse está permitido…
Hemos de evolucionar, sí o sí, hemos de progresar… y es que no podemos esperar que otro llegue a entregarnos felicidad, ni nuestros padres, hermanos, ni pareja, ni hijos… sólo en nosotros mismos está la respuesta…
Porque… ¿Cómo puedo hacer feliz a alguien si estando sólo conmigo no puedo ser feliz?... Imposible tarea... Entonces ¿Por qué hemos de exigir a otro hacernos feliz si no lo conseguimos por las nuestras?

Lo único realmente importante está en levantarnos y seguir avanzando… Always…
Vivir cada momento y disfrutar a las personas que aparecen en cada uno de ellos, esa es la idea... Sea por una razón, por una estación, o por la vida entera; somos lo que queremos ser y vivimos sólo con nosotros mismos, allí esta la armonía...

Y no es necesario esperar a que todo sea mejor después cuando puede ser bueno, ahora mismo!

Es mejor tranquilizarnos, preocuparnos simplemente de evolucionar y dejar que las cosas pasen en su momento. Después de todo, son centenares de vidas compartidas, partes que conformar un gran todo irrompible, que traspasa límites físicos para transformarse en eternos vínculos…

Estas lejos, pero a la vez, sigues tan cerca...
Especialmente cuando tu felicidad es la mía y la mía es la tuya...
Unidos, pero cada uno conforme a su propia libertad y experiencias…
Siempre unidos desde el alma, lejos a veces sólo en tiempo y espacio…
Sólo a veces...

¿Qué importa la piel? ¿Qué importa el color? ¿Qué importa el envace?... Tú ya sabes que por todos ellos has pasado, y negarlo, es negarte a ti mismo... Vive sin juzgar, ama y sonrié de corazón... Celebra la paz, la dicha, piensa en felicidad y en armonía... Después de todo, la magia existe y está dentro de nosotros mismos... Genérala...